El oficio del bibliotecario se encuentra indisolublemente
unido al origen del libro como producto cultural que contiene el registro
gráfico del conocimiento y como medio de comunicación a largo plazo. En el
primer caso encontramos al bibliotecario como guardián de libros y, en el
segundo, como su organizador, proveedor y facilitador, por consiguiente, como
profundo conocedor de sus contenidos, dando como resultado dos extremos entre
los que oscila el oficio: inquisidor y erudito.
Estos profesionales, se han preparado
durante años, para apoyar la formación de nuestros jóvenes en las aulas, para
colaborar en el desarrollo científico del país, al interior de los centros de
investigación, o construyendo una Argentina más grande.
Es el día en el que se reconoce la actividad
de los bibliotecarios en todos los sectores en los que se desarrollan, labor
que es de gran importancia para nuestra sociedad, una sociedad en la que el
recurso más valioso es el conocimiento, por lo que el bibliotecario se
convierte en un puente entre las necesidades de información y los medio con los
que aquellas se pueden satisfacer.
Todos los 13 de septiembre y si es
posible todos los días del año, forme
parte del gran sueño del bibliotecario, la lectura, que sin dudas
ayuda a cambiar el mundo y a ser cada vez mejores.
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